En un suspiro cabe lo vivido:
la risa, el llanto, el beso y la partida,
la furia del amor, la dulce herida,
el gozo breve y todo lo perdido.
La tierra tiembla, el cielo encendido
anuncia al fin que es la despedida,
que somos solo luz recién nacida
buscando eternidad en lo prohibido.
Fuimos estrellas, sueño, voz, latido,
fugaz destello en cósmico desvelo,
un canto al universo compartido.
Y al regresar al polvo y al cielo,
queda como ofrenda lo sentido:
haber amado aún frente al duelo.
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